sábado, 23 de enero de 2010

Me gusta cuando pones tu dedo indice en mis labios y no me dices: Ya callate. Con tus dedos tu solo me dices: Ya no digas nada. Prefiero que me digas cosas con los dedos, y me digas: Ya no digas nada, linda. Y no me digas: Ya callate.
Me gustan tus botas; con tus botas me rompes los huesos, me contemplas un rato, y de ahi me rompes y me distraes, y me dices ya no voy a volver por ti. Yo lloro como una loca, pero a ti ni se te ocurre romperme la cara a patadas, me secas las lagrimas, me besas las lagrimas mientras me dices ya no voy a volver por ti, linda. Yo no soy de esos tipos que vuelven por alguien. Yo no soy de esos tipos que vuelven por nadie, linda. Y luego usas tu dedo indice en mi boca.
Luego, me escribes en la cama con plumon indeleble. Me pones: Te amo, y yo me quedo casi triste o casi muerta, y tapo tu letra con un trozo de cinta adhesiva.

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