miércoles, 11 de noviembre de 2009

nadita

Hoy en el micro, me puse a pensar en que siempre había querido tener un enamorado francés. Eso es mentira. Nunca he querido tener un enamorado francés. En mi vida he conocido, cuestionado y seducido a dos franceses; uno, muy loco el, me invito a irme en un avión a Cuzco, cosa que no pude aceptar, porque yo había salido a divertirme un rato, y mi próxima llamada debía ser para avisar a mi casa que estaba bien en casa de una amiga y no para decir lo bien que la estaba pasando en el Cuzco. Al otro lo conocí en Cuzco, muy loca yo, me lo hubiera traído de regreso a Lima, pero el se me adelanto un tanto y no coincidimos nunca mas. Así de cortitas han sido mis historias francesas. Mi más autentica historia la tuve mucho antes de conocerlos a ellos, fue con Nino Quincampoix, el único francés con que el que he soñado de verdad. Y es que siempre he creído que lo más real que tengo es la imaginación. En mi imaginación yo le hice pistas a Nino para que me encuentre, y Nino me encuentra, y Nino también me habla a través de la puerta. Eso es solo por un ratito porque yo nunca he querido tener un enamorado francés. No se porque me invento que he querido tener un enamorado francés. Y después solo pienso en que bonito seria que si hubiera querido tener ese enamorado francés, el hubiera estado habitado por cincuenta gnomos que lo manejan desde adentro y de fondo todos escuchan a Yann Tiersen. Eso me suena mas divertido, ser la enamorada de cincuenta gnomos.